En este lugar secreto habitaban todos los seres (excepto los humanos obviamente) libremente y de todo el lugar la reina era la felicidad quien paseaba por todos los rincones del lugar ofreciendo sus dones a todos, y todo era armonía en dicho bosque.
Pero un día, porque siempre llega “el día” en los cuentos, una visita inesperada llegó desde fuera del bosque. No se traba de algún humano, pues Dios había tomado todas las precauciones para que ellos no lo encuentren. Pero desde que Ellos (nosotros) fueron (fuimos) condenados, desde ese momento la muerte fue creada. Y esta muerte empezó a vagar por todos los rincones de la tierra hasta que llegó al bosque secreto. Se sorprendió al ver un lugar único sobre la faz de la tierra, un lugar libre de todo mal. Pero la muerte tenía una misión, cumplir el ciclo de la vida con el fin de la misma. Se internó dentro del bosque pasando desapercibida para todos.
Al día siguiente, la felicidad paseaba de mañana por el bosque en sus caminatas habituales, cuando diviso a lo lejos un tumulto de animales agrupados. La felicidad se acerco y observo una escena nunca antes vista por el bosque. El señor castor estaba tendido en el suelo muerto. Nadie sabía como reaccionar. Nadie sabía que estaba pasando, ni que significaba eso. No reaccionaban, tan sólo permanecían de pie frente al cuerpo del castor.
AL final todos se dispersaron y la felicidad (también con el rostro desencajado) se llevo el cuerpo sin vida del castor y no se la vio durante algunos días. Pero durante esos días se conoció a alguien nuevo a parte de la muerte en el bosque, pues de ojos del hijo castor cayó una lágrima, y de esa lágrima nació la tristeza.
Cuando la felicidad volvió se encontró con que la tristeza se había esparcido rápidamente y ahora oscurecía la luz que siempre había estado presente en el bosque. Durante algún tiempo la felicidad y la tristeza convivieron en el bosque, de alguna forma, en equilibrio. Pero (nuevamente) un día, por que siempre llega “el día” en los cuentos, una mancha apareció en medio del bosque y la felicidad, inquieta desde la llegada de la tristeza, advirtió a todos de no acercarse a la mancha, evitarla bajo toda circunstancia.
Pero alguien ignoró estas indicaciones y con una rama hincó, curiosamente, la mancha y de esta brotaron la ira, los celos, la ambición y una infinidad de males que se empezaron a regar por todo el bosque. La felicidad sentía que perdía terreno rápidamente y los males terminaron de oscurecer el bosque completamente.
La felicidad, al ver esto, tomo una decisión. Se marcho del bosque decidida ha evitar que pase con la tierra lo mismo que pasó en el bosque y repartiendo sus virtudes a todo aquel ser que los necesitara.
PD1: No soy muy creyente de Dios, o por lo menos no del que pinta la iglesia, pero si creo al humano a su imagen y semejanza… Dios también la puede cagar ¿no?
PD2: La frase “porque siempre llega “el día” en los cuentos” es en honor a Francois Valleys cuentista que hace poco acabo de descubrir. Y altamente recomendable.