viernes, 30 de enero de 2009

Conversación en el bus.

Día cansado luego de una entrevista de trabajo que, luego me enteraría, no serviría de nada. Me encontraba de pie en el paradero esperando, ya por más de diez minutos, al bus que me regresara a casa. Espera que, como ya es habitual por estos días, se convierte eterna por los trabajos en las calles que realiza la municipalidad. Las cuales habrá que aguantar por algún tiempo más esperando que los resultados sean satisfactorios.

Unos minutos más y por fin, a lo lejos, la silueta roja y el número cinco en la esquina superior derecha de “El Rápido” bus al cual esperaba se divisaba sacándome un suspiro de alivio.

Los asientos estaban totalmente copados, por lo que no me quedo otra cosa que ir de pie mientras esperaba, con la ilusión que tiene un niño antes de abrir su regalo de navidad, que alguno de los usuarios de aquel transporte llegara pronto a su paradero y desocupase alguno de los asientos para poder por fin reposar mi cuerdo agotado por el incandescente calor que nos acompaña por esta temporada a los que habitamos esta parte del globo terráqueo.

Siempre me han parecido raras (y extremadamente heroicas) las personas que lo gran dormirse de pie en situaciones similares por las que yo paso ahora, sin embargo ahora ya los entiendo, en este momento el sueño era insoportable, podría cerrar los ojos en cualquier momento y empezar con algún sueño (de esos confusos que suelo tener) sin darme cuenta y de un momento a otro. Para evitar la vergüenza que me generaría esto trato de distraerme observando por la ventana, observo de principio a fin el interior del auto e incluso presto atención a las palabras de uno de estos vendedores de caramelos que suben a los carros, que finalmente baja maldiciendo su suerte de no haber vendido un solo caramelo y mentando la madre a no se que persona, corroborando con esto que aquello de que tenía una hija enferma y demás historia gastada era una falsedad para capturar la bondad de algún incauto.

Me encontraba sumergido en estos pensamientos cuando una imagen curiosa apareció en mi mente. Me parecía un recuerdo fresco. El rostro de un tipo con gestos marcados y expresión algo dura se dibujaba en mi mente y esto me hizo retroceder instintivamente a los asientos posteriores del bus. Ahí, sentado junto a la ventana se encontraba aquella persona que había aparecido repentinamente en mi mente. Me miro e hizo un ademán de saludo con la cabeza Me acerqué hasta él y me senté en el asiento de al lado que (no me había dado cuenta antes) se encontraba libre.

- Hola –dije-disculpa, ¿te conozco de algún lado? Creo a verte visto antes.

- Es probable -contestó- pero de eso hace mucho tiempo.

- Pero es bastante raro, siento como si hubiésemos sido muy cercanos y a los buenos amigos me resulta difícil olvidar.

- ¿Y quien dijo que yo fui tu amigo? En el pasado tú fuiste yo.

- ¿Eh?, ¿de que estas hablando?

- ¿Has soñado algunas veces que estabas inmerso en una guerra? –Preguntó- , y más aun, ¿has sentido que, cada vez que matabas, te sentías bien? – Y, mientras preguntaba, formaba una sonrisa algo macabra y me lanzaba una mirada penetrante.

Me puse a pensar y recordé aquellas escenas de lucha contra desconocidos de las cuales, con un valor improbable en mí, salía victorioso. Recordé haber regodeado en al lado de los centenares de cadáveres, que luego de cada batalla, eran amontonados y quemados por mí y los de más miembros del ejercito al cual supuestamente pertenecía. Estos sueños son recurrentes, y siempre me dejan en la duda de porque los tengo si yo, cobarde como soy, siempre eh evitado las peleas desde muy pequeño.

- Pero, ¿tú como sabes eso?

-Ya te lo eh dicho. Yo fui tú, y tú en algún tiempo pasado, fuiste yo. Mira por la ventana. ¿Lo recuerdas?

Tras la ventana ya no se veían las calles de Lima, en vez de eso ahora el paisaje era el de una ciudad destruida, construcciones probablemente del siglo XV o XVI ahora sumergidas en una total fatalidad. Empecé a sentir nauseas al ver a los alrededores personas desangrando, algunos mutilados por efectos de alguna explosión.

- ¿Dónde estamos? –Pregunté casi sin poder respirar - ¿que es este lugar?

- Lo que de verdad te deberías preguntar es ¿cuándo estamos?

- …

- Estamos en el año 1945. Segunda guerra mundial. Nos dirigimos a nuestro próximo enfrentamiento sonde podremos, una vez más, disfrutar al seguir matando a esos mierdas que osan encararnos.

- ¿De qué hablas?, probablemente a ti te guste toda esa crueldad pero…

- … ¡Pero nada! –Interrumpió abruptamente- ya te lo eh dicho una y otra vez tu fuiste yo. Yo soy tu vida antes que reencarnaras en el cobarde tipo que eres ahora. ¿Ya no lo recuerdas?, disfrutábamos matando y torturando al enemigo, regodeándonos al lado de su cadáver, siguiéndonos burlando de aquellas a los que habíamos asesinado por medio de disparos o por un certero cuchillazo en el cuello que era la sensación más deliciosa ya que podíamos sentir el cuchillo perforando lentamente hasta ser hundido completamente, y viendo a nuestro contrincante desangrarse poco a poco.

- ¡Ya cállate!, ¿que mierda es eso que dices? Eso no es cierto, y lo sabes. Yo jamás disfrutaría de aquello que hablas.

- Todo lo que digo es verdad y lo sabes. Los sueños no son simples alucinaciones de tu sub-consiente, también hacen que recuerdes tus vidas pasadas. Muy en el fondo aun eres un maldito sádico.

Sin poder contenerme me abalance sobre mi antiguo yo, dándole golpe tras golpe y bañando, así, mis manos de sangre, y viendo la sonrisa de de este tipo al que tenía en frente como diciéndome: “Lo ves, este eres tu. Es tu gozo por ver sangre. Es tu violencia interna.”

- Esto era lo que necesitabas dijo –dijo- mi misión esta cumplida. Ahora es momento de que bajes del bus.

Mis ojos se abrieron de golpe y reconocí las calles del centro de Lima por las que ahora pasaba, me levante un poco del asiento recorriendo el bus con la mirada, en busca de ese rostro de mi sueño. Llegué al paradero. En el camino choqué con un tipo el que me miró mal. Me disculpe, y seguí mi camino como el tipo tímido que soy.

martes, 6 de enero de 2009

yo, señora

Apenas empezado el año y con bastaaaaaaaaaaante tiempo libre se me ha dado por ver diversas series de las que siempre escuchaba hablar pero nunca enganchaba el horario o simplemente se me olvidaban y las pasaba por alto. Dos series son mis predilectas y siempre las veo. House: cuenta la vida de un amargado doctor cuyas dos especialidades son diagnosticar los casos más raros y desconfiar abiertamente de la gente, pero su genialidad en la medicina lo vuelven necesario razón por la cual nunca es despedido de su trabajo pese a ser adicto al vicodin (droga medica que ayuda a clamar el dolor). Héroes: Que relata las aventuras de diversos personajes que obtienen poderes a través de un virus y (como en toda historia estadounidense) deben salva a la tierra de fuerzas malignas.

Pero ahora estoy empezando a ver nuevas series, ya son el caso de friends (cuyos capítulos sólo veía muy rara vez), nip/tuck buenísima desnudando a las personas y mostrándolas en su más inmunda miseria emocional, Terminator: las crómicas de Sara Connor (que recién estoy empezando a ver) y algunas más, a parte claro de mi ya conocido gusto por los animes.
Pero, incluso un poco antes de año nuevo, un disco traído a casa por mi hermano me llamó la atención. El titulo: “escalera al cielo”.

Tele llorona coreana que realmente engancha así no se tenga una cultura habida de ver este tipo de programación. Capítulo a capítulo la personajes de la historia iban tomando diferentes camino y poco a poco las horas que tomaba diariamente para terminar de ver la novela iban aumentando. Sin darme cuenta mi hermano (que aun no había terminado de verla) empezó a tomar su lugar en la sala y, a punta de jugos de fruta y galletas saladas (que son las que me encantan), empezamos las maratónicas sesiones de “escalera al cielo” bien capitulo a capitulo tan sólo deteniéndonos a comer y ayudar con algunas cosas en la casa, que además contribuían a sentirme todo una vieja de rulos y con delantal puesto

Pero ya la novela termino, y por cierto en buena semana pues vuelven los nuevos capítulos de Héroes y Doctor House (anteriormente mencionadas) así que seguiré formando mi figura en el sillón de la sala, acompañados además de algunos libros que (definitivamente) nunca están de más.

PD: si alguien sabe donde puedo conseguir las series “Joan of Arcadia” y/o “Odisea 5” avíseme porfa xD
 


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