lunes, 23 de febrero de 2009

y otros cuentos...

El jardín del Edén fue el lugar más perfecto que existió alguna vez en la tierra y dejo de ser perfecto cuando a Dios se le ocurrió crear al hombre. Desde ese momento Dios también lo sintió, no era seguro fiarse de el hombre y por eso en un lugar secreto, muy alejado de donde habitaban Adán y Eva, construyó un lugar único, un bosque, hecho para que sea el más perfecto sobre la tierra y nadie pueda ninguna persona pueda encontrarla nunca.

En este lugar secreto habitaban todos los seres (excepto los humanos obviamente) libremente y de todo el lugar la reina era la felicidad quien paseaba por todos los rincones del lugar ofreciendo sus dones a todos, y todo era armonía en dicho bosque.

Pero un día, porque siempre llega “el día” en los cuentos, una visita inesperada llegó desde fuera del bosque. No se traba de algún humano, pues Dios había tomado todas las precauciones para que ellos no lo encuentren. Pero desde que Ellos (nosotros) fueron (fuimos) condenados, desde ese momento la muerte fue creada. Y esta muerte empezó a vagar por todos los rincones de la tierra hasta que llegó al bosque secreto. Se sorprendió al ver un lugar único sobre la faz de la tierra, un lugar libre de todo mal. Pero la muerte tenía una misión, cumplir el ciclo de la vida con el fin de la misma. Se internó dentro del bosque pasando desapercibida para todos.

Al día siguiente, la felicidad paseaba de mañana por el bosque en sus caminatas habituales, cuando diviso a lo lejos un tumulto de animales agrupados. La felicidad se acerco y observo una escena nunca antes vista por el bosque. El señor castor estaba tendido en el suelo muerto. Nadie sabía como reaccionar. Nadie sabía que estaba pasando, ni que significaba eso. No reaccionaban, tan sólo permanecían de pie frente al cuerpo del castor.

AL final todos se dispersaron y la felicidad (también con el rostro desencajado) se llevo el cuerpo sin vida del castor y no se la vio durante algunos días. Pero durante esos días se conoció a alguien nuevo a parte de la muerte en el bosque, pues de ojos del hijo castor cayó una lágrima, y de esa lágrima nació la tristeza.

Cuando la felicidad volvió se encontró con que la tristeza se había esparcido rápidamente y ahora oscurecía la luz que siempre había estado presente en el bosque. Durante algún tiempo la felicidad y la tristeza convivieron en el bosque, de alguna forma, en equilibrio. Pero (nuevamente) un día, por que siempre llega “el día” en los cuentos, una mancha apareció en medio del bosque y la felicidad, inquieta desde la llegada de la tristeza, advirtió a todos de no acercarse a la mancha, evitarla bajo toda circunstancia.

Pero alguien ignoró estas indicaciones y con una rama hincó, curiosamente, la mancha y de esta brotaron la ira, los celos, la ambición y una infinidad de males que se empezaron a regar por todo el bosque. La felicidad sentía que perdía terreno rápidamente y los males terminaron de oscurecer el bosque completamente.

La felicidad, al ver esto, tomo una decisión. Se marcho del bosque decidida ha evitar que pase con la tierra lo mismo que pasó en el bosque y repartiendo sus virtudes a todo aquel ser que los necesitara.

PD1: No soy muy creyente de Dios, o por lo menos no del que pinta la iglesia, pero si creo al humano a su imagen y semejanza… Dios también la puede cagar ¿no?

PD2: La frase “porque siempre llega “el día” en los cuentos” es en honor a Francois Valleys cuentista que hace poco acabo de descubrir. Y altamente recomendable.
PD del PD2: Siempre me pareció que eso de “en honor” era un eufemismo para evitar decir me copié. Lo sostengo.

viernes, 13 de febrero de 2009

El último 14

Se acercaba la hora del encuentro con mi chica y ya estaba listo para ello. El plan estaba pensado ya desde hace dos días y yo repasaba paso a paso lo que debía hacer. Partí rumbo al lugar de encuentro y llegué a la hora en que acordamos (una costumbre, que más que costumbre se ha vuelto manía) y como en todo encuentro con ella tuve que esperarla unos minutos más.

Al llegar, Gabriela estaba linda como siempre, me lanzó una mirada pícara y mientras sus dedos jugaban con su cabello preguntó: ¿y a ti que te dio por salir hoy?, ¿no quedamos en que no saldríamos nunca en esta fecha?

La tomé por la cintura, le hice unos cariños y dije: Tengo mis razones, además entre estar en casa aburriéndome con los programas basura de los sábados en la noche, y pasar toda la noche de hoy contigo es más que obvio que prefiero lo segundo. Y para añadir algo ya tengo planeado una velada que ambos podamos disfrutar, y disfrutaremos lo prometo.- Y la bese como la primera vez que nos besamos. Torpemente sensual.

Luego de una obra de teatro y unos tragos en nuestro bar favorito, partimos rumbo a donde por fin podríamos liberar toda la pasión que llevábamos internamente y consumar totalmente nuestro amor. La habitación, que ya había sido separada desde hace unos días, era amplia y con el toque de armonía que esperaba encontrar. Entramos a la habitación. Mi chica dejo su cartera en una silla y se dirigió al baño, seguramente a retocarse más pese a que para mí ya estaba guapísima. Yo tan sólo opte por echarme en la cama pensar en las cosas que vendrán luego de esto.

Ella salió y se hecho en mí, nos quedamos mirándonos fijamente un rato y luego apoyó su cabeza en mi pecho.

De un momento a otro empezamos a besarnos lenta y cariñosamente y luego acelerábamos a medida que el tiempo avanzaba y la ropa iba quedando de lado una a una hasta que nuestras pieles se juntaron. Yo la besaba toda deteniéndome un poco más en sus senos. Siempre me gustaron sus pechos, lo blandos que eran y lo bien formados que estaban. Mis manos los presionaban con delicadeza mientras ella se contorneaba sobre mí logrando una penetración perfecta.

El sol de verano empezaba a asomarse y caía en nuestros rostros. Yo me desperté casi al instante y empecé a vestirme. Me acerque a Gabriela por su lado de la cama, le di un beso en la cabeza, acomode su cabello y le dije: Bueno, creo que nuestra historia termina aquí.
Ella me miró con cara de confusión. –De que hablas- Preguntó.

-Lo de anoche fue la despedida. Quería que ambos quedáramos con un lindo recuerdo de lo que tuvimos y espero que en tu caso haya funcionado, pues yo de verdad la pase muy bien.

-Pero, ¿Por qué así, tan repentinamente?

-El martes te vi con Daniel. Los vi besarse. –Por la expresión que puso, supuse que no lo negaría, por lo que continué.- Sabía en lo que me metía si empezaba una relación contigo. Total ya te conocí así desde un principio, y pese a que me dijiste que te habías enamorado de mí y que no pasaría eso si empezábamos algo, siempre me quedó el temor.

Pero no te preocupes. Rencor no hay. Quizá algo de tristeza pues hubiese preferido que terminaras con migo y vuelvas a tu vida de antes, a que retomes esa opción a mis espaldas. Pero, en fin. Aun te guardo un gran cariño y espero que volvamos a ser tan sólo los amigos de antes.

Además, hoy 15 de febrero cumple ya veinte años, así que es un buen momento para volver a empezar desde cero, ¿no lo crees?

Le sonreí, le di un beso más en la frente. Ella me tomo de la mano, se levantó de la cama, me dió un beso en la boca. Dijo: Feliz cumpleaños. Le volví a sonreir y me retiré mientras que en mi Mp3 sonaba una de mis canciones favoritas de “La liga del Sueño”

“… que corazones destrozare, que mentiras debo sostener…”

 


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