domingo, 28 de junio de 2009

rumbo al cielo

Mi nombre es Alberto Gutiérrez tengo 40 años, llevo una vida dedicada al arte viajando y conociendo gente. No soy muy agraciado que digamos y sin embargo me obsesionan las mujeres bellas. Esta es crónica:

Aeropuerto Jorge Chávez, 2:35 am. Por problemas de clima tengo que esperar una hora más la partida de mi vuelo. Sin embargo una imagen llama mi atención. Una mujer hermosa, probablemente de 20 a 22 años, se siente a mi costado.

Lo eh decidido. Nueva misión: conquista a la chica.

Yo: Bonita noche para viajar (la miro y le sonrío).

Ella: ¿Ah? (me mira un poco sorprendida). No, yo estoy de vuelta, sólo espero a que encuentren mi maleta perdida. Creo que romper el espejo me trajo mala suerte, jeje (gesto de ironía).

Yo: Ja, ¿es supersticiosa?
(…me debe estar bromeando)

Ella: Sólo un poco. Cuando las cosas me salen mal (suspiro de resignación).

Yo: Ja, que graciosa. Y ¿a dónde viajó?

Ella: Argentina. Terminaron mis vacaciones lastimosamente (otro suspiro de resignación).

Yo: Disculpe, creo que le acabo de generar, doblemente, resignación. Pero Argentina es un lugar mágico. Buenos teatros y puedes conseguir buenos libros donde sea.

Ella: Si es verdad, la pasé muy bien (sonríe al fin). ¿Ud. Viaja mucho?

Yo: Vaya hasta que por fin la hago sonreír, je. Si, por trabajo. Para dar conferencias de arte y cosas así.

Ella: ¿A qué se dedica?

Yo: Soy curador.

Ella: Oh ya veo. No se exactamente lo que es pero creo que es una especie de crítico ¿verdad?

Yo: No exactamente, pero en cierto modo tiene alguna relación.

Ella: Debe ser interesante y apasionante tener tantas obras al alcance de la vista.

Yo: Sí, es un total lujo. Justo ahora debo viajar a París para una exposición.

Ella: Vaya, París. La única vez que fui me pareció una hermosa ciudad. Me encantaría volver.

Yo: Pues la verdad a mí también me genera mucha emoción volver a París. Sin embargo (le miro a los ojos) debo confesarle que desde que la vi encontré un motivo por el cual dejar el vuelo.

Ella: Esta diciendo que dejaría a París por mí (se sorprende ante mis palabras).

Yo: Dejaría eso y más tan sólo por saber a que sabes.

Ella: Es usted un atrevido… (Me mira con reprensión) un interesante atrevido (sonríe coqueta)

Yo: Ja, por un momento me asusto. Eso quiere decir que ¿acepta mi invitación? (pregunto con algunas dudas aún)

Ella: Bueno, si usted puede dejar París por mí. No veo porque yo no puedo dejar mi maleta por unos días. Ya volveré otro día. ¿Nos vamos?

Yo: Encantado.

Último reporte. Nueve y cuarentaisiete de la mañana. Misión cumplida.

PD: Como no tenía nada que escribir esta tarea del curso de guiones me cayó a pelo jeje xD

domingo, 7 de junio de 2009

Criticólogos

Extensión de una historia que se me ocurrió para mi curso de "Guiones y Libretos"...

Alfredo y Ernesto, críticos de cine de respetadísimas revistas, salían de la función de las nueve de la noche y se dirigían al restaurante más cercano para intercambiar sus ideas y pareceres con respecto a la denominada película más esperada del año. Ocuparon una mesa cercana a las ventanas que daban a la calle pues a ambos les gustaba mirar las actitudes de las personas que andaban por las calles. Pidieron un par de gaseosas y algunos piqueos. Sacaron ambos un cuadernillo y empezaron a escribir. Al soltar el último el lapicero empezaron a intercambiar opiniones e ideas de lo que les había parecido la película en cuestión. Si bien ambos coincidían en que era una muy buena película no dejaban de buscarle pequeñas fallas que para ellos eran fatales, que un flim que se perfila para el Oscar no se puede dar el lujo de pasar por alto. Básicamente los aspectos en os que hacían mayor hincapié eran en los aspectos técnicos, por el lado de Alfredo quien decía:

-El uso de las luces pudo haber sido mejor. Si te fijas bien el contraste no ayudaba a la carga emocional de la que estaba cargada la escena. Como a un director de tamaña trayectoria pudo escapársele algo así.

Ernesto por su parte no dejaba de mencionar el desenvolvimiento de los actores que, si bien reconocía que habían hecho un buen trabajo, decía:

-A estas alturas de su carrera eso no basta. Un soberbio trabajo, eso es lo que deben hacer en cada una de sus interpretaciones.

Entretanto que seguían en su conversación, un grupo de muchachos entraban al mismo local entre risas y comentarios emocionados. Hablaban coincidentemente de la misma película que en ese momento los críticos empezaban a “golpear”. Se sentaron en una mesa contigua a Ernesto y Alfredo y continuaron su emocionada apreciación de la película.

Ambos críticos los habían visto en la misma función en la que habían visto la película, y callaron intencionalmente para escuchar a los jóvenes hablar y, a modo de burla, reír de lo que los vecinos de mesa comentaban.

-¡Ja! Estos chicos no saben nada de cine. Les pones un par de actores famosos y ya creen que dicha película es lo mejor.


-Si pues, no se ponen a analizar los criterios que hacen bueno a un flim. Seguro que ni siquiera se dieron cuenta que a mitad de la película hubo un descuadre de la imagen en unos centímetros y seguro volverán al mismo cine. Lo que es yo, nuca más. En un buen cine jamás debe haber esas fallas técnicas.

-Bueno ahora que lo mencionas si ¿no?, no me había percatado de eso hasta que lo mencionaste. Creo que estoy un poco como los muchachos estos.

-Si, recuerdas esos tiempos. No nos importaba nada y tan sólo nos sentábamos y reíamos o nos emocionábamos. Tan sólo nos dejábamos llevar por la historia que se contaba.

-Yo ya no recuerdo cual fue la última película que vi de ese modo, sin preocuparme por lo que debía escribir el siguiente día para el diario.

-Ahora que hablamos de eso creo que extraño esos días la verdad.

Ambos quedaron en silencio bebiendo sus gaseosas y mirando sus respectivos blocks de apuntes. Tomaron entonces sus lapiceros y empezaron a escribir.
 


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