domingo, 15 de agosto de 2010

eso quedo atrás

El tenía la vista desviada pensando en un millón de cosas. Sus ojos no reflejaban el más mínimo interés por algo en particular. Sus manos estaban sobre la mesa, impávidas; no se podía descifrar algún sentimiento específico en el. Mientras tanto su mente lo sumergía en un sinfín de recuerdos que jamás se le borrarían.

Frente a el, al otro lado de la mesa se encontraba ella. Era todo lo opuesto. Tenía una sonrisa tímida y cándida, sus manos se cerraban apretándose entre sí. Los ojos reflejaban aquella ilusión que el enamorarse se encarga de brindar.


Ella le acaba de pedir que empezaran a salir juntos, -me gustas mucho- le había dicho. Un tiempo como amigos entre risas y juegos habían anidado en ella un sentimiento de amor hacia el.

Él, en el mismo tiempo le había tomado cariño a la chica, la miraba con ternura. Sin embargo, y como ya se dijo, los recuerdos nunca se borraron ni se borrarían.


-Puedo quererte. Podemos salir. Podemos convivir, podemos tener sexo, podemos casarnos inclusive. Puedes conocer a mi familia (padres, hermanos, tíos y a quien quieras que te presente). Puedo conocer a tu familia (padres, hermanos, tíos, sobrinos y a quien quieras que soporte). Inclusive si te tomo el suficiente cariño podemos planear tener un hijo o hija a quien querré con todo mi ser. Todo eso te puedo ofrecer si es que deseas salir con migo. Lo único que tendrás que asimilar es que nunca te voy a amar, eso ya lo hice algún tiempo atrás.

lunes, 9 de agosto de 2010

Carta 1


Hola, me dijeron que pese a que estás ahí dentro en ese estado ya escuchabas y entendías lo que te decían (espero que también alguien tenga la buena fe de leerte esta primera misiva). La verdad no se muy bien por donde empezar así que lo haré por lo más fácil, darte la bienvenida, pues aunque aun no estas totalmente en el mundo, tu presencia ya se empieza a notar.

La razón por la que te escribo están sólo con el animo de ayudarte a prepararte para lo que te espera una vez estés aquí. No quiero asustarte, aunque tendrás que pensar en muchas cosas que te sucederán, otras por el contrario serán momentos de bastante felicidad que te impulsarán a seguir.

Esto es todo por ahora. No quiero incomodarte en estos 2 meses de dulces sueños que aun te quedan por delante antes de salir al mundo. Y bueno, una última cosa. Si tienes la oportunidad y lucidez de apuntar y mear tu partida de nacimiento hazlo. Ten por seguro que tu primer nombre no te gustará.

domingo, 8 de agosto de 2010

ella y el tipo

El aire frío recorría la calle obligando a las parejas que pasaban por el edificio se tomaran de los brazos tratarán de abrigarse con el calor corporal. Todos iban y venían y sólo un tipo se encontraba parado recostado en la pared inmutable a todo lo que sucedía a su alrededor pues sus pensamientos se encontraban fijos en la chica con la cual se iba a encontrar.

Había pasado ya un tiempo después de su último encuentro, el cual recordaba con mucho cariño (como todos los momentos que pasa con ella en realidad). Se le ocurrió comprar algo para comer mientras esperaba y luego se le ocurrió también comprarle algo para que coma ella cuando aparezca. La opción final fueron un par de churros, el primero de los cuales se lo comió en un instante por un repentino apetito que le surgió en el momento, mientras que el otro también estaba empezando a tentarlo. Quizá fue por tener una excusa para comerse el otro churro que, un rato después, recordó el poco gusto por el manjar que tenía la chica y a partir de eso recordó las innumerables situaciones que habían tenido con respecto a ese tema.

Rió por un momento y trato de distraerse con las cosas que veía a su alrededor. veía dibujos, fotos, y diversas imágenes que en realidad no veía, sólo dirigía su visión hacia lugares pero sin fijarse en ellos. Su mente lo llevaba a través de las calles y lugares por los que había estado con ella. Un repentino movimiento lo cogió desprevenido y lo lleno de alegría ala vez. Reconoció en el acto el abrazo cálido de ella y lo primero a lo que atinó fue estirar un poco el cuello y besarle la cabeza.

Ahí estaba. Se veía diferente, tenía una expresión distinta a la de siempre. Quizá sintió algo de mayor madurez. Quizá un crecimiento, sufrido, pero crecimiento al fin. ¿Bien?, estaba algo lejos de estarlo, pero por lo menos la leve sonrisa que soltó hizo que el tipo se sintiera menos preocupado.

Mientras intercambiaban unas pocas palabras, pues ella no tenía mucho tiempo para quedarse, él volvió a encontrarse con su mirada y en ella vio que si, aun estaba ahí, esa chica de ojos brillantes llenos de ilusión. Si, la misma de la que estaba enamorado.

Se despidieron en un instante y la vio alejarse. Pese a sólo haber estado con ella un momento estaba alegre por el hecho de que la vio.... un abrazo, eso fue lo único que le quedo por hacer. Darle un abrazo.
 


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