viernes, 29 de julio de 2011

Si, aun recuerdo

PROLOGO:

¿Recuerdas cuando nos conocimos? Yo recuerdo, si recuerdo. ¿Ya tiempo no? Recuerdo por ejemplo que… que… que nos veíamos y, sin decir palabra alguna, era imposible parar de reír. Recuerdo que tarareabas esa canción ¿cómo era? Nana nana nanana na nana nananana… ¿algo así verdad?... ahora que lo recuerdo debo confesarte que me empinchaba un poco esa cancioncita, pero luego le agarre cariño, no se, quizá fue por que me recordaba a ti de tanto que la cantabas.

Recuerdo también… no ya no voy a profundizar. Si. Recuerdo un montón de cosas que… si, me hacen sentir bien ¿sabes? Peor ya es momento de dejar pasar también creo yo. No se, eso de aferrarse demasiado a las cosas, como que resulta un poco peligroso… triste. Si, creo que triste define mejor la sensación esa. Así que eh estado pensando que es momento de reprimir todo eso y guardarlo en algún lugar recóndito de mis sentimientos en donde, si es que es necesario pueda recuperarlos, pero que a la vez no se aparezcan cuando se les venga en gana y me hagan divagar entre estados emocionales.

No, no. De hecho a ti siempre te voy a querer o sea es, es tonto, el… pensar si quiera en la idea de dejar de quererte. Eres alguien súper especial, una persona maravillosa y muy, importante dentro de mi vida. Si, para que ocultar, eso es un hecho y, así trate de buscar la más mínima situación para tenerte un poquito de rencor, todos los momentos de puta madre que hemos tenido van a opacarlo totalmente.

Y sabes que, y permíteme terminar se que estoy hablando un montón y prácticamente no te dejo hablar, pero con esto cierro te lo prometo. Eh…, perdón, ja, se me fue lo que iba… a, si. Voy a hacer todo, todo lo posible por recuperar eso, esa cosa, esa… Esa amistad tan bonita que solía haber entre nosotros. Eso. Si, eso.


ACTO I

Si, eso. Eso es lo que le diré ahora que la vea


ACTO II

Hola. Oye… ¿que pela vemos?


EPILOGO

La puta madre, por que carajo no puedo decirle las cosas que quiero. “Que, ¿qué pela vemos?”, que “¿cómo has estado?, que webadita y media … por lo menos, por lo menos ahí vamos. Aun estamos el uno para el otro, eso es bueno…

¿Dónde esta mi celular?

SMS: “fue 1 bonito día oi solo keria decirt 1ultima cosa, q siempr voy star aki :)”

martes, 29 de marzo de 2011

Dentista

Era un día de verano hermoso; pero en casa, un niño despertaba quejumbroso. Era el pequeño niño Diego; al que todos conocían, por ser un niño bueno.

“Mamá, mamá” grito por el pasillo; y mamá se pregunto “¿porqué hará tanto ruido?”

Lo que sucedía era que el pequeño sufría; por un fuerte dolor en las encías. Su madre, tomando su mano; lo conduce de inmediato al auto. “Te voy a llevar al dentista” le dice; y provoca en él, que los pelos se le ericen.

Camino a la clínica la madre sintió, que en el pequeño un temor surgió. “No temas”, le dijo con calma; “eso que dicen de los dentistas son puras patrañas”.

Entraron al consultorio y esperaron sentados; mientras niños temblorosos salían asustados. Cada uno con ojos llorosos y una mano en la mejilla; y Diego por cada niño que salía se aferraba más a su silla.

El reloj avanzaba y Diego presentía lo que le esperaba.

“Niño Diego”, llamó la enfermera; “el doctor ya lo espera.

Mamá le da una palmadita y le hace un gesto de ánimo; Diego avanza lento, le van temblando las manos. El doctor le da la bienvenida; y lo sienta en una cómoda silla. “No esta tan mal”, piensa Diego; hasta que ve sobre una mesa un platillo. El platillo tenía: bisturís, taladro, tijeras, alicates; “el doctor de verdad quiere torturarme”.

El dentista se acerco sigiloso, y le susurra muy lentamente.

-“¿Me temes pequeño?..., ¿te causo mucho miedo?; no te culpo por eso, ya me acostumbre a generar ese sentimiento. Soy el terror de muchos niños, y de algunos adultos también...

-Y ¿no le incomoda eso?

-¿Incomodarme porqué?, ¿cuándo alguien se ha incomodado por poder?, porque eso es lo que es, ¡poder! Tener a todos a tu merced; de dolor hacerlos retorcer…

Mientras el señor narraba su dicha, los ojos de Diego brillaban cual chispa; estaban generando una admiración grande; que jamás había sentido por nada ni nadie.

Al salir del cuarto Diego tenía el semblante cambiado; en sus ojos se se le notaba incluso algo alterado. Una sonrisa tímida y tenebrosa se dibujaba en su cara; demostrando así una inocencia extraviada.

-¿Cómo te fue?- le pregunta su madre

-Muy bien. Es más, ya se que quiero ser de grande.

lunes, 17 de enero de 2011

carta 3

Querido yo:

¿Ya cuántos vas?, ¿5 años quizás? Lo siento, me es difícil calcular como pasa el tiempo con tanto caos existencial en mí (si aun). Pero quiero dejar eso por un momento a un lado. ¿Sabes porqué? Porque al fin recibí una carta tuya, claro que tan sólo contenía dibujos, aun no debes saber escribir (por eso también calculo tu edad).

Me hiciste recordar aquellos primeros garabatos que con agilidad y poca destreza conjuraba, con lápices de distintos colores que creaban árboles sobre hojas que paradójicamente estaban ahí por la muerte de los mismos. La mayoría de dibujos constan de personajes de animes por lo que veo, ya recuerdo que odiábamos la poca maleabilidad de los “recortables” de figuras de acción por lo que con eso empezamos nuestros quehaceres “artísticos” (y lo pongo en comillas debido al poco éxito que teníamos en esos primeros intentos. No desesperes, con el tiempo mejorarás en algo esos mamarrachos)

En este punto tu memoria ya debe empezar a funcionar con mayor actividad. Trata de explotarla, te aseguro que cada segundo que pases en tu vida te servirá de experiencia para el futuro. Y piensa bastante cuando estés por tomar una decisión, no tendrás muchas, a esa edad pero créeme que es un consejo importante, me tomo bastante tiempo entenderlo y aunque me hace más complicadas las cosas creo que los resultados son los más apropiados.

Esta vez no te estoy contando mucho de mi como habrás notado porque aun me quedan muchas cosas por resolver, ya a la postre te enterarás o vivirás (eso si o si).

Ultimas recomendaciones: Pues nada aun estas casi atado de pies y manos por ser el menor de cuatro hermanos eres el relegado a jugar con los mayores pues te puedes lastimar como dice mamá. Las horas que pasarás en misa serán las más tediosas pero míralo de este lado, son el entrenamiento para soportar los profesores aburridos en la escuela y en la Universidad (se lo se, lastimosamente nos tocaron padres evangelicosapostolicoscatolicoromanos pero bueno que se le hace…

Atte.

S.G. (tu)

viernes, 7 de enero de 2011

Guillermo y el monstruo del armario


De niño Guillermo había escuchado esa leyenda del monstruo que sale por las noches del armario. Y desde la primera vez que la oyó siempre estuvo deseoso de conocerlo, pues el no era un niño normal. A el en, vez de temer, esas cosas le encantaban.
Un caso muy especial fue el día que desapareció desde la mañana y no volvió a su casa pasado el atardecer de la mano de un viejo recolector de basura. Este les conto a sus padres que el niño lo detuvo para preguntarle si el era “el viejo del costal” y pedirle que por favor lo llevara a su casa porque quería conocer el lugar, y como ya había escuchado que un niño estaba preguntando desde la mañana a varios recicladores, le dijo que si el era el personaje en cuestión, lo llevo a su casa para satisfacer su curiosidad luego lo trajo con sus padres. Los padres de Guillermo, que lo habían estado buscando toda la tarde, agradecieron al buen hombre y por enésima vez advirtieron a Guillermo, que debía dejar de hacer esas cosas.
Pero esa no fue la única vez que desapareció.
En el parque de las leyendas, lo anduvieron buscando hasta hallarlo en el corral de los conejos, pues quería cerciorarse de si ahí se encontraba el conejo de pascua o no. Otra vez se llevo a uno de sus amigos para buscar al duende y la olla de oro al final del arco iris, pero como no sabían cual era el inicio ambos irían en direcciones opuestas, claro que esa aventura no duró mucho pues al rato el arco iris desapareció.
Muchas aventuras pasaron en la niñez de Guillermo, mas el misterio del monstruo en el armario nunca lo pudo resolver.
Al pasar los años Guillermo se fue olvidando de sus aventuras y volviéndose “un muchacho de bien para la sociedad”. Estudiaba, empezaba a trabajar y ayudaba con los deberes en casa.
Pero una noche (porque siempre llegan las noches en los cuentos también) alguien lo despertó. Era verde, de cabeza ovalada y su cuerpo estaba lleno de pelos. –Hola le dijo disculpa la demora, yo soy el monstruo de tu armario. No vine antes porque me distraía haciendo otras cosas que los demás decían que eran tonterías pero no me importaba, porque me sentía bien haciéndolas. Peor ya estoy aquí para recuperar el tiempo perdido.
Guillermo se dio cuenta que al igual que el en los primeros años su monstruo sólo quería divertirse y no seguir los pasos que los demás dicen que debes de seguir.
Desde entonces antes de dormir se queda unas horas con el monstruo comiendo algunas galletas y jugando play.
 


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